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43 Pág. Sur-Realidades La casa de los sueƱos

 

» En su interior, se percibe una muy peculiar sensación. Hay bullicio, efervescencia, cotidianeidad en su mayor expresión, pero también... un claro sentimiento, casi diría..., apabullante. Yo lo asocio con amor, pero aclaro que se siente extraño Es como si ese amor,  gigante, desbordante, protector, unido a una colosal necesidad de dar, inundara cada rincón de la vivienda. Como le dije, doctor, es raro, pero quiero tratar de precisar lo que siento allí dentro, porque lo emocional es una parte esencial de mis sueños. Una vez traspuesta esa puerta, uno no puede evitar verse afectado por ese sentimiento de profundo bienestar.

» No es un bienestar de paz y laxitud, sino uno de alboroto, de vida jóven en progreso, con gritos, risas, bromas y altercados. Pero todo, todo lo que allí sucede está permanentemente protegido, atesorado por ese amor envolvente y comprensivo. Hay alegrías, festejos, tristezas, decepciones, discusiones como en cualquier otra casa, pero en ésta siempre se percibe el amor por sobre todo lo demás. ¿Llega usted a comprenderme, doctor?

—Creo que sí, amigo —le respondió el galeno profundamente impresionado por la vívida descripción—. Prosiga por favor.
—Como le dije, la vieja casona es enorme, de esas con aljibe propio. No reconozco el lugar de su ubicación, pero el aire está perfumado de mar, por lo que imagino que se halla bastante próxima a él. Un poco mezclado con lo que es el jardín, exuberante de preciosas flores en primavera, hay un enorme huerto que produce muchas de las cosas que allí se consumen. También, como si fuera una versión abreviada del edén, hay muchos animales.

» Perros, gatos, patos, gallinas, caracoles, ranas  y hasta abejas, que no sólo producen miel, sino que a la vez proporcionan un modelo permanentemente visible del eficaz funcionamiento colectivo de una gran familia.  Ja..., me causa un poco de gracia, porque escuchando mi propio relato, pareciera que estoy describiendo a una comunidad hippie. Pero no, esto es diferente, muy diferente. Otra cosa, ahora que lo recuerdo. La casa no está habitada únicamente por personas, doctor. Moran en ella distintos seres ínfimos, todos de buena naturaleza, algunos de ellos traslúcidos, que ayudan a potenciar el amor que allí existe, o quizás se nutren de él, no estoy realmente seguro.
—¿Qué tipo de seres? —Interrumpió suavemente el doctor, ahora completamente imbuido en la singular narración  de su paciente— ¿Sabe usted quiénes son?
—Se me ocurren hadas y duendes. No podría precisarlo con seguridad, pero eso es lo que siento que son. Se hallan presentes por todos lados, aunque muchas veces no se los note. Pero repito, no sé si están allí para ayudar a generar afectos, o como consecuencia de los que ya existen en esa entrañable atmósfera.